Lucian VASILIU
El andrógeno estado del mundo
Estoy bien estáis bien
me alegro:
me he comprado una nueva lanza
a vosotros no os importa de mis lanzas
a mí no me importa de vuestras lanzas
estoy bien estáis bien
atravesamos en las encrucijadas en plena
seguridad
estoy alegre y estoy triste
estáis alegres y estáis tristes
después de mucha vida llega mucha muerte
después de mucha muerte llega la hierba
me estoy alejando
te estás acercando:
llevas el relevo en los juegos olímpicos
Con piedad deposito flores
sobre la tumba arruinada
del padre:
me habla –
escucho
un ruiseñor gimiendo en su pecho
Mona-Monada (VII)
Incapaz de proferir palabra
a la espera de los signos prenatales:
sobre el año venturo
se habla en voz baja –
lo escucho en el cuarto de al lado
preparar sus armas secretas
No me acuerdo de nada.
Soy el hombre sin dirección.
En los hombros
llevo el andrajo de la toga imperial
la alabarda
la manta de campaña
Para convertirla en mujer
pasa una noche más
muere un tigre más
en la fauna de los tigres
en el estrecho de su seno
naufrago deliberadamente
para olvidar
las operaciones de la araña
Ensayo en el tren expreso
Escribo con dedos quemados
en los hombros de las mujeres.
Aprendo me acostumbro doy volteretas
me ignoran me desprecian
Llevo a la espalda la mochila
listo para ofrecerme de buena gana
en los frentes
No quiero induciros a error
con falsos problemas;
no sé si el día siguiente
habrá luz del sol –
apuesto que va a triunfar la poesía
Tengo el espiritú dispuesto
para las marchas forzadas.
Sostengo:
la tierra es una mancha de sangre –
el día de mañana me podría contradecir
Hasta el alba
Las palabras siguientes que quiero
escribir
me están preparando una soga maravillosa
hasta el alba quedan algunas horas
y otros
nuevos centenares de inquisidores
van a nacer,
pero a nosotros nos da igual:
nosotros soñamos con las sublimes monjas
nosotros escribimos cuando sus bocas rojas
besan a los arcángeles de los iconos
El sitio de los ciegos
A nuestro modo confuso
esperamos el exámen en
”Problemas fundamentales de historia del partido
de las quimeras”
(quito el seguro y en este lugar
echo la granada)
El corazón echa a correr
renuncia a toda ceremonia,
ama obstinadamente
el verde de los ojos rebeldes
excelente la conjuración de las sugestiones
el sitio de los ciegos a la ciudad de Tiro,
la invasión de la oscuridad sintáctica de la que
ya no puedo salvarme ni siquiera orando
Me conformo con ser
la rastro de sangre
en el rostro del profeta
În spaniolă de Dragos COJOCARU