POEME ROMÂNESTI ÎN LIMBI STRĂINE

Daniel CORBU



 

 

 

 

HORTUS DELICIARUM

 

Ni los soldados se comen, ¡Muerte
déjalos que sueñen la victoria!
Ayer estuve menos vivo
y fui quizás tu alegría sin límites.
Los barbitúricos, el propanol y todas
las substancias del amigo John, el boticario
probaron ser inútiles, tal como LAS IDEAS
CON LAS CUALES HACÍA ALGUNAS VECES EL AMOR
en un café olvidado por el mundo.
Ayer estuve menos vivo
y fui en las cercanías tu alegría sin límites.
Me revolqué alrededor de la semilla agrete
                                                                              de luz
Te negué las esposas, Implacable,
releí de memoria los grandes libros
y por ello peripateticé como
por el jardín de los placeres
probé la sorpresa idiota ante la ceniza
y hasta la noche aumenté el número de idiosincracias.
Retraído en recintos secretos
lloré transtornador y reí postmodernista

 

INTERIOR CON MÁSCARA Y PAYASO

(Interior cu mască si clown)

 

Tarde entró en su casa pobre
y se quitó la capa avinagrada
por la risa.
(Adentro el silencio se deleitaba con descaro.
El pan entero sobre la mesa entera.)
"¿Cuánto cuesta un payaso?"
Se deslizó dentro de sí mismo: "cuando es un verdadero payaso"
Se quitó la capa avinagrada por la risa
y puso sobre las palmas de las manos el corazón de mimo
y sin que nadie lo supiera
en medio de la habitación
lo humedeció con lágrimas.

 

LA ENTRADA EN EL MILAGRO

(Intrarea în miracol)

 

¿Por qué me hiciste de carne cuando habría podido
nacer de piedra
cuando podría haber sido árbol o espuma
    del mar
y el sufrimiento habría morado lejos de mí?
Quizás tú quisiste que yo naciera astro
y heme aquí tan sólo una triste verdad que camina por
el mundo
luciérnaga de las interminables y difíciles noches.
Para canción y muerte me trajiste al mundo madre
vestido en mi futuro de estrellas fugaces
no me abstuve de alimentar mi propio vacío
y de acariciar la tierra bajo mis párpados.
¿Por qué me hiciste de carne, madre,
cuando habría podido nacer de piedra
cuando podría haber sido árbol o espuma
    del mar
y el sufrimiento habría morado lejos de mí
y no habría yo sentido como nos cubre el llanto.

 

 

LA ÚLTIMA CENA

(Cina de taină)

 

Como si yo tuviera mucho tiempo, como si
yo siempre empezara
por las noches vienen a mi memoria eventos sin par
con miradas tintineando como monedas de plata
en mis orejas resuena el murmullo del corazón
el zapateo de muchos Job recorriendo barrios.
Así empieza la última cena:
los discípulos pusieron los cubiertos de plata,
llenaron las fuentes de rayos
en los vasos todopoderoso hacía melindres el horizonte
ahora cualquier rezo humilla los ocasos
cualquier aureola se inclina
así empieza la última cena
pero quizás en algún sitio se preparó también una cruz
a la medida de las palmas de mis manos

No soy ni Jesús ni Napoleón, ni siquiera Stig
Dagerman, estoy sólo en la última cena
y, sin embargo, alguien me vederá.

 

VI

ESCENA

(Scena)

 

Tú que viajas por los libros buscándote
toma en cuenta: ¡hasta una palabra podría matar!
Estos murmullos. Miro uno tras otro mis libros. La habitación
se llena de voces.
"¿Sabe usted, señor, que significa no tener a dónde ir?"
se lamenta Roquentin
"Un verano perdido más" dice el príncipe Mîskin
poniéndose las botas llenas de mariposas.
Y Pozzo: "Las lágrimas del mundo son inmutables. Por cada
persona que empieza a llorar, otro, en otro sitio deja
de llorar"

"Nada pasa, nadie viene, nadie se va,
es terrible" continua Estragon
esperándolo en el frío a Godot.
Suspira Fausto: "He vivido a prisa
                                                               mi vida social".
Le oigo a Hamlet: "¡Tu nombre, mujer, es debilidad!"
"Levántate y anda" dice Jesús y el hombre de Samaria
anduvo por un camino de asombro.
"No me voy sino para volver" frunce el seño Leopold
                                                                                                              Bloom.

Y de nuevo Hamlet: "Morir, dormir y
dormir soñando, ¿quién sabe?"
¡Ya!: Penélope lo reconoció a Ulises.
                Ofelia besó la rosa.
Cerré todos los libros.
La escena está vacía pero puedes aplaudir.

Traduceri de Gustavo-Adolfo ALORIA-RIVEL

 

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